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Disponible en https://www.zorrolector.com/product-page/tiempos-violentos

Índice del libro

Presentación

Claudia Korol

La violenta regulación del territorio en el capitalismo criminal

Esteban Rodríguez Alzueta

Violencia, estado de clase y represión

María del Carmen Verdú

Violencias heteropatriarcales e interseccionalizadas. Agencias feministas situadas

Ruth Zurbriggen y Graciela Alonso

Violencia urbana y urbanización de la violencia

Silvio Schachter

Acerca de la violencia laboral

Julia Campos, Oscar Martínez y Julia Soul

Violencia institucional en cárceles bonaerenses. Una mirada desde la práctica

Colectivo Atrapamuros

La izquierda y el problema del delito

Mariano Ciafardini

Violencia. Alienación y desposesión

Edgardo Logiudice

Marginalidad, etnicidad y penalidad en la ciudad neoliberal: una cartografía analítica

Loïc Wacquant

Distribución de armas a comunidades prescindibles

Peter McLaren, Lilia D. Monzó y Arturo Rodríguez

Violencia y despojo territorial en Colombia

Renán Vega Cantor

La violencia como mercancía

Ronaldo Rosas Reis

Violencia de la sociedad civil vs. violencia estatal y violencia del crimen organizado en México:

El caso de las autodefensas comunitarias de Michoacán

Jose Luis Solís González

Necropolítica, violencia y disputa desde los márgenes del estado en México

Antonio Fuentes Díaz

Presentación de Claudia Korol

El dedo en la llaga: un análisis profundo y descarnado de la violencia

La locomotora mediática nos arrastra a la carrera suicida de vivir sin comprender, de morir sin saber, de sobrevivir sin aprender. Corremos para llegar a cualquier lugar. Corremos porque todos y todas corren. Corremos para no perder. Corremos por miedo, por necesidad, por competencia, porque sí.

Mientras corremos, perdemos… Y en esa misma vuelta, nutriéndose de nuestras pérdidas y derrotas, el capital multiplica sus ganancias, el patriarcado refuerza sus privilegios, el colonialismo delimita sus territorios recuperados mediante guerras, amenazas, chantajes, invasiones imperialistas. Todas las dominaciones se imponen con violencia sobre nuestros cuerpos y van tatuando nuestra piel.

La locomotora mediática cumple su papel naturalizando todas las opresiones hasta volverlas invisibles. Nos hace masticarlas, digerirlas, comprarlas, sin posibilidad de elegir, decidir. Nos impiden ejercer soberanía y poder sobre nuestras vidas, individuales y comunitarias, porque es la manera de anular nuestra autonomía como sujetos.

El “mal vivir” es esta carrera que nos enajena, nos arrastra, nos estresa, nos aliena, desde el comienzo hasta el final: en el acto de nacer en un mundo que se suicida o, mejor dicho, al que destruyen, quienes tienen el poder para hacerlo; en el acto de crecer entre experiencias que se creen sin pasado y sin futuro –el eternizado presente–; en el acto de estudiar los programas escolares y académicos que nos enseñan a obedecer, o en el acto de ser empujados fuera de la escuela, aprendiendo lo que la cultura hegemónica nos “regala” como mendrugos de saberes descartables, que nos vuelven más vulnerables a su control; en el acto de trabajar para reproducir al sistema que nos oprime, reprime y exprime; en el acto de desoír lo que nuestros cuerpos de mujeres y/o disidentes de la heteronormatividad desean y necesitan; en el acto de desconfiar del vecino y lincharlo “por las dudas”, en el acto de odiar a lxs diferentes y levantar muros que nos impiden verlos o que nos vean; en el acto de morir por enfermedades que podrían ser evitadas, por la represión, por la destrucción ambiental, por la depresión general, o en la epidemia de suicidios adolescentes provocados por la pérdida de sentidos…

Pensar y crear las condiciones para el “buen vivir”, para reinventar la vida en relaciones sociales solidarias, para imaginar y hacer un socialismo desde abajo, descolonizado, feminista, exige detener la locomotora.

Se vuelve urgente pensar, sentir, analizar colectivamente y compartir las vivencias, interpelar las creencias; no sólo las que nos impone la dominación, sino también las que se “naturalizan” en nuestras militancias que intentan ser transformadoras, revolucionarias y que, sin embargo, en muchas ocasiones reafirman sentidos conservadores.

Este libro es un necesario aporte a esta reflexión. Es un libro para este tiempo. Indaga en las lógicas de la violencia estructural y de la materialidad subyacente en las violencias simbólicas, observa cómo atraviesan las diferentes dimensiones objetivas y subjetivas de nuestras vidas. Lo hace a partir de distintas y variadas perspectivas sociopolíticas. Relaciona las lógicas de la acumulación capitalista mundial en esta época de transnacionalización salvaje con las políticas represivas locales y sus impactos en la vida cotidiana. Realiza una interpelación a la racionalidad subyacente en el mundo en que vivimos, especialmente a aquellos costados que se presentan a primera vista como más irracionales y que, sin embargo, –como aquí se va develando– expresan cabalmente las lógicas depredatorias del capital.

En diferentes artículos se indaga sobre las modalidades de reproducción y expansión del capitalismo. Se evidencia la violencia que ha acompañado y continúa acompañando y asegurando la acumulación por desposesión (concepto de David Harvey) en las tierras nuestroamericanas, y cómo la misma se vale de las marcas impresas por la herencia colonial y patriarcal en la cultura y en la subjetividad de estas sociedades.

Para hacer posible este tiempo de dominación, el poder refuerza la alienación como un mecanismo potente de modelación de las maneras de percibir al mundo y de vivir en un territorio ajeno (enajenado) para sus habitantes. Subjetivamente, ésta resulta y a su vez consolida y empaña la acción de un capital que –como dijo Marx en El capital– “viene al mundo chorreando sangre y lodo por todos los poros, de la cabeza hasta los pies”.

La violencia y el capital son dos caras de un mismo sistema. El mundo de la creación de mercancías es el mismo que inventa guerras para sostener esa fábrica mundial de superganancias del capitalismo transnacional y criminal. En esta perspectiva, se denuncia a “la industria armamentista como parte del complejo militar industrial del capitalismo, con la función específica de promover y proteger los intereses del capital, del imperialismo estadounidense y el racismo, operando así, simultáneamente, en apoyo de la acumulación de capital por la clase capitalista transnacional” (cfr. el artículo de Lilia D. Monzó, Peter McLaren y Arturo Rodríguez).

En una trama compleja se nombra y se analiza como “violencia” a la relación capital-trabajo y a las maneras en que se expresan la coerción y coacción en las políticas de empleo en el contexto de la ofensiva del capital. Lo que en algún momento se ha vivido como problemas individuales o como enfermedades sociales, como nuevos traumas o como relaciones laborales “de este tiempo”, vuelve a ser entendido en la lógica de la lucha de clases, de la precarización laboral, de la superexplotación capitalista.
 

Tiempos violentos: Barbarie y decadencia civilizatoria

SKU: 978-987-1505-42-5
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  • Wacquant, L. y otros
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Zorro Lector 2023 por DUO

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