Las parejas contemporáneas se han vuelto inestables, frágiles, polimorfas y exigentes, representantes sintomáticos de nuestra sociedad occidental que se han convertido en paradójicas corrientes patológicas claramente individualistas y cruzadas. Se observa, además, que un número creciente de parejas recurren a la consulta, cada vez más jóvenes y más temprano en su historia, por razones que luego se convierten en factores que amenazan con la ruptura, lo que debe cuestionar al terapeuta de varias maneras.