Existe una inquietud que se ha desparramado por toda la vida in­telectual y cultural. Afecta a casi todas las disciplinas y a casi todos los aspectos de nuestras vidas. Esa inquietud se expresa en la oposición entre el objetivismo y el relativismo, pero hay una variedad de otros contrastes que indican la misma inquietud subyacente: la racionalidad versus la irracionalidad, la objetividad versus la subjetividad, el realis­mo versus el antirrealismo. El pensamiento contemporáneo se ha mo­vido entre esos y otros extremos relacionados. Incluso los intentos de algunos de liberarse de ese marco de pensamiento se han asimilado con demasiada frecuencia a esas oposiciones corrientes.