¿Alguna vez has imaginado tu muerte? ¿Cómo te gus­taría que ésta fuera? La cultura occidental y su visión del mundo consideran este proceso como un hecho escandaloso e inaceptable, por lo que entiende la prác­tica médica como un método que permite prolongar la vida más allá de los límites orgánicos y éticos. Se ha transformado así un proceso natural en una práctica artificial. Éste es un llamado a revalorar las sustancias enteogénicas y su relación con los seres humanos en un contexto contemporáneo, así como impulsar le­gislaciones adecuadas que permitan realizar estudios relativos a su uso en un marco operativo laico y ape­gados al rigor científico. En un futuro cercano, sustan­cias como la LSD y la psilocibina pueden ser auxiliares fundamentales en el manejo terapéutico de los proce­sos de muerte; la necesidad de alternativas para trata­mientos paliativos obliga a indagar formalmente en el marco de otras culturas y sus posibilidades. Podemos sentar así las bases para mejorar la calidad de vida en etapas terminales y el derecho a una muerte digna, es decir, un deseable bien morir.